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Consideraciones para tratar con                      Adolescentes

Hablar de adolescencia implica hablar de una época de importantes cambios en todos los aspectos, tanto para el adolescente como para la familia, los cuales en su mayoría son bruscos y profundos. La adolescencia no es otra cosa más que el proceso de transformación del niño en adulto y los cambios que esta etapa conlleva, mismos que suceden tan rápidamente que parece que se dan todos al mismo tiempo: físico, psicológico y emocionales… sin contar los sociales.

Dichos cambios físicos son evidentes, más aun si viene acompañado y muy de la mano con los cambios psicológicos, es decir con cambios de humor repentinos, el adolescente se vuelve más receptivo, reflexivo y comienza a explorar “su mundo exterior”, se vuelve crítico, al grado de cuestionar todo, y con esto, cuestiona la autoridad que sus padres ejercen sobre él.

Lógicamente el primer desconcertado e intrigado de tener tantas inquietudes y preguntas “aparentemente sin respuesta”, es el mismo adolescente (nada le convence), es quien muchas veces se pregunta, ¿Qué es lo que me está pasando?, la oportuna intervención de los padres y tutores puede ser causal determinante para que un chico (a) pueda adaptarse con rapidez a estos cambios, aclarándoles sus dudas y supere con rapidez, madurez a los conflictos por los que se atraviese.

Como intervenir en el proceso, sin “morir”( sentir fracasar) en el intento?

1 RESPONSABILIDAD

Darles la oportunidad de ser responsables, delegándoles actividades que fomenten la madurez. Para esto tiene que saber que se confía en ellos y los consideramos capaces. La mejor forma de que aprendan es dándoles la oportunidad de hacer tareas específicas, y cada vez sean tareas más complejas, por ejemplo el cuidado de un hermano pequeño, esto en ausencias de sus padres, porque luego se comete que le ceden la “responsabilidad” y los padres creen que se ayudan ambos, el chico a que madure y los padres a que tienen en quien recargar sus responsabilidades en alguien más. Todo a su tiempo.

2.- CONFIANZA

Hacer que el adolescente participe en discusiones, alegrías y preocupaciones de la familia. Cuantas veces se oye esta queja por parte de los hijos, es que en mi casa “soy un cero, no valgo, no me cuentan nada! “Me entero por otras personas y no me gusta”, cuando por el contrario se le participa al adolescente de los problemas o situaciones que soliciten reuniones familiares, esto el adolescente lo interpreta como muestras de confianza y ellos se consideraran dignos de cumplir con la madurez y la confianza que se le ha depositado.

3 EMPATIA

Comunicarles a nuestros chicos como nos sentimos. Escuchar a los hijos con sus opiniones, sentimientos, alegrías y dificultades constituye sólo un aspecto de la comunicación. También tenemos el derecho y la libertad para expresarles nuestros propios sentimientos y ser oídos, alegrías, cansancio, una buena o mala jornada laboral...(Eso a ellos les puede ayudar a que valoren, que las cosas no suelen ser tan sencillas. El ser adulto, implica muchas responsabilidades, que un adolescente no ve) Muchos adultos creen perder el prestigio o la jerarquía como padres cuando se expresan así, el hacerle ver al chico(a) que aun los padres se enojan con otros, tienen buenos y malos días laborales, es más fácil comunicarse con una” persona de carne y hueso”, que con un ideal de padre perfecto, porque sencillamente no existen. La obediencia está muy relacionada con el cariño y el cariño se fomenta con el conocimiento real de una persona. Toca preguntar… se conocen y conocen a los suyos realmente?

4 VALORES

No dejar de exigirles en el plano moral y social. Una mentira descubierta (aplica más, puesto que al enterarnos de la mentira, él sabrá que hay consecuencias) el hurto (tomar dinero u objetos sin consentimiento), la corrección ante otras personas de sus modales o faltas de respeto no deben ser nunca pasadas por alto. No basta con pedir perdón, a veces se cree que con eso es suficiente, deben compensar de alguna manera su error. En este tipo de conducta no se puede ser flexible, el adolescente necesita de esta exigencia, pide a gritos límites, si pasamos por alto una conducta de este tipo, el adolescente puede interpretar erróneamente, que no hay consecuencias al realizar alguna “travesura” o en su defecto, piensa que no nos interesa lo que haga o deje de hacer.

5 CONGRUENCIA

Es importante que los hijos vean que el padre y la madre van en la misma línea de exigencia, es importante un frente unido en la educación, sobre todo en las cuestiones que se consideren de mayor importancia y en la que deban obedecer, y esto lo tiene que decidir la pareja. Un claro ejemplo es en la imagen. (Vestimenta y corte de cabello, ante esto una actitud impositiva o sancionadora unos jeans deslavados y una playera puede ser la ropa “in “o cómoda del adolescente, esto también visto en su grupo de amistades o el corte de cabello-inclusive sino se lo corta ).Puede ser que el padre quiera verlo como algo de lo más normal, porque el también recuerda cuando era adolescente y se lo permite y la madre por no quererlo ver tan “desalineado” sea la que reprenda( o viceversa ) . El tener una actitud impositiva o sancionadora puede ser contraproducente, se debe exigir limpieza (seguimos c con el caso de la vestimenta), pero se puede negociar en ciertas ocasiones. Por lo que se recomienda que los padres de familia dialoguen acerca de esos pequeños detalles.

 

Las normas en las que debemos –como padres- exigir obediencia son en temas trascendentales como por ejemplo la hora de llegada a casa, en no dormir en casa de amigos, esto se tiene que decidir entre los padres y dejárselo bien claro a los hijos. Un si, en un permiso debe ser de ambas partes –padre-madre- para que no haya con que uno de los 2 es el “malo” y el otro siempre sea el “bueno” o permisivo, no nos dejemos meter en este juego.

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