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Como explicar la muerte a los niños

Muchos adultos creen en el deber de proteger a los niños evitándoles el tema de la aflicción: el perrito no murió sino que se fue a jugar con sus amigos a un lugar especial para perritos y ahora está en un lugar donde se divertirá mucho. Es comprensible, ya que lo que mas deseamos como adultos es dar a los niños una infancia alegre y libre de preocupaciones.
Los niños captan intuitivamente la angustia de los adultos, de donde resulta la sensación de que "de eso no se habla". La muerte que da convertida en tabú.

Los niños necesitan, sin embargo, esa posibilidad de asimilar sus sentimientos de tristeza y de cólera, de preguntar. En su primer encuentro con la muerte, por lo general, no mantienen la actitud triste con mucha constancia. Son frecuentes los cambios bruscos de humor.

La fase de aflicción depende de la cercanía y confianza que hubiese existido entre el niño y la persona o mascota, como pasa con los adultos. También depende de su edad y de la ayuda externa que reciba. 
 Es importante ayudarles a comprender que la muerte es parte de la vida, sin reprimir los propios sentimientos, ni querer restarle importancia

Incluso los bebés recién nacidos pueden notar esa pérdida (más aún en el caso de lactantes cuya madre fallece), aunque no entiendan cognitivamente lo que ocurre a su alrededor. Por eso, señala esta especialista, es importante no alterar sus rutinas, ni dejarles de atender y abrazarles en todo momento.

 

A partir de los cuatro o cinco años, los padres deberían añadir una explicación verbal, con un lenguaje adaptado a la edad del niños. "Es importante tener claro lo que les dices, porque los niños son curiosos y la explicación puede derivar en muchos porqués", 

puntos importantes al explicar sobre la muerte. 

  • La muerte es universal. "Deben comprender que todos nos vamos a morir, pero que es excepcional en personas jóvenes. Si uno de los dos progenitores muere, la preocupación del niño será cuándo se va a morir el otro, quién le llevaría a él al 'colegio' en ese caso. Por eso es importante garantizarles sus rutinas y que se sientan arropados".

  • La muerte es irreversible. "La metáfora del viaje puede hacer que se queden esperando que el ser querido vuelva, que se pregunten si va a venir a su cumpleaños...".

  • El cuerpo ha dejado de funcionar. "Otras explicaciones habituales, como que el abuelo se ha quedado dormido, pueden hacer que cojan miedo".

Un caso.

La abuela de Alba murió cuando ella tenía 6 años. Ambas tenían una estrecha relación porque la había cuidado de pequeña. "En un año pasó de ser una niña cariñosa a estar siempre enfadada, no quería salir de casa...", recuerda ahora su madre, María del Mar. Alba fue tragándose esa 'vergüenza' a contar que se sentía mal, "se le hizo bola, porque no me quería hacer sufrir más hasta que al final reventó un día y se lo contó a su tía, que fue quien me alertó de que la niña estaba mal por la muerte de su abuela". María del Mar explica que su hija no puso ningún reparo en ir al psicólogo, "porque al final fue ella quien me lo pidió, lo necesitaba". En pocos meses (no sin antes repetir curso), volvió a poder quedarse en casa sola y a dormir con la puerta cerrada, algunos hábitos que la muerte de su abuela había alterado. "En las terapias les legitimamos el sentimiento de tristeza, les ofrecemos un espacio de confianza para que se desahoguen",

Preparar la muerte

Todos los aspectos que rodean al duelo infantil pueden variar en función de distintos factores, como la edad del niño, la cercanía con la persona fallecida ("si el abuelo, por ejemplo, era en cuidador habitual del niño") o si se trata de una muerte repentina o fruto de una enfermedad prolongada.

Precisamente en este sentido,reconocemos que las muertes que se pueden  ir platicando de alguna manera, ofrecen una buena oportunidad para ayudar al niño a preparar el duelo; aunque a menudo se aparta al niño del proceso de la enfermedad y se le roba la oportunidad de despedirse. En ocasiones se les platica a los padres de que  a partir de cierta edad puedan acceder al hospital a despedirse de su ser querido. Los padres deberían prepararles para lo que van a ver, y estar atentos a sus reacciones, pero el duelo es más fácil en un niño preparado.

Los sentimientos no se esconden. Ellos pueden manifestar su tristeza en forma de rabia o enfados, por eso es importante hablar con ellos, decirles que les comprendemos, que los adultos también se sienten mal. Si nos escondemos a llorar, pensarán que es algo malo que hay que ocultar y harán lo mismo.

 

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