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mitomania

La mitomanía, también denominada pseudología fantástica, hace referencia a un trastorno psicológico, por el cual la persona afectada, denominada mitómano o mentiroso patológico, tiene una conducta repetitiva del acto de mentir, lo que le proporciona una serie de beneficios inmediatos, como admiración o atención.

En la mitomanía, puede ser que exista o no, la intención de engañar o estafar, siendo que el verdadero fin es deformar la realidad a "conveniencia", para contar una historia más llamativa. Al principio esas narraciones logran su efecto, cautivando a quien le escucha, obteniendo atención, respeto y hasta admiración, que es lo que en definitiva mantiene esta conducta, además del miedo a ser descubierto.

A pesar de que el mitómano hace todo lo posible por no ser desenmascarado, cuando esto sucede y se comprueba la naturaleza falsa de sus historias, esto lleva a que sus familiares y amigos los rechacen y a aislarle al sentirse engañados.

El círculo vicioso de la mentira

Las mentiras pueden surgir de forma espontánea como un manera de evitar un castigo o para excusar una falta o de cumplimiento de alguna tarea encomendada. Llegar tarde a una cita o no tener preparado el trabajo solicitado el día anterior pueden ser situaciones propicias para que surja la mentira.

Los beneficios inmediatos que provocan estas mentiras pueden ser el detonante de un refuerzo para repetir dichas conductas;  Existe una línea muy fina, entre un comportamiento buscando el beneficio inmediato y la conducta adictiva, ya que la segunda se adquiere por la repetición, pero sobre todo por la sensación de impunidad que deja a quien miente.

El adicto, aunque quiera, no puede dejar de mentir, pues se ha convertido en una parte de su forma de comportarse y relacionarse con los demás, llegándose a sentir indefenso si no adorna la verdad con mentiras que la hagan más interesante.

Como cualquier adicción todos estamos expuestos a que pueda surgir la ocasión, la diferencia dependerá de la formación de valores de la persona de saber que aquello que hace no es correcto y sobre todo de ponerle freno para que no vaya a más

La situación que puede originar un comportamiento mitómano suele estar relacionada con el  estrés , cuando la persona se encuentre en un momento comprometido y piense en recurrir a la mentira como una salida fácil a dicha tensión; precisamente esa liberación que va a sentir cuando salva la situación con la mentira va a ser el motivo para que se vuelva a repetir en otras ocasiones.

Cuando el beneficio buscado es únicamente el de provocar admiración en el otro, no tiene mayores consecuencias, pero si sobre esa base se fundamenta una relación, cuando la persona se dé cuenta de las mentiras va a tender a abandonar al mitómano, pues se habrá roto la confianza que se supone debe regir en toda relación.

Si una vez detectadas por los familiares y amigos las mentiras no son cortadas a tiempo, pueden reforzar al mitómano a seguir con esa actuación, al no encontrar freno a su conducta adictiva. La forma de proceder pues sería enfrentar al mitómano a la verdad, y exponerle las consecuencias de ello, especialmente sobre sus relaciones personales.

Síntomas y manifestaciones de la mitomanía

En la mitomanía o adicción a mentir existen unos síntomas o características comunes con otro tipo de adicciones como son:

  • Altos niveles de ansiedad cuando se encuentra en situaciones propicias para el acto.

  • Pensamientos recurrentes de intrusión que incitan al afectado a mentir.

  • Impotencia a resistirse al impulso de falsear la realidad.

  • Liberación de la presión con satisfacción al no ser descubierto en sus mentiras.

Entre las manifestaciones de la mitomanía que le son propias y la diferencian de otras adicciones están:

  • Tendencia a desdibujar la realidad con elocuencia.

  • Búsqueda de la aceptación y admiración de sus interlocutores.

  • Baja Autoestima junto con pocas habilidades sociales.

  • Miedo constante a ser descubierto.

  • Incremento progresivo de la magnitud de las mentiras con el tiempo.

Además, la mitomanía puede estar presente en otros problemas mentales, como el trastorno límite de la personalidad, trastorno dipolar o esquizofrenia;  incluso es habitual que se presente junto a otras adiciones como la del consumo de sustancias ilegales o la Ludopatía . Por ello, es imprescindible un buen diagnóstico diferencial para establecer prioridades a la hora de realizar el tratamiento, dando preferencia a aquellos síntomas más graves, como una desintoxicación, antes de proseguir con otras intervenciones terapéuticas.

Perfil del mitómano

Aunque todavía existe escasa investigación al respecto parece ser que la mitomanía es más frecuente en hombres, encontrándose su origen en determinadas características de la personalidad que irá conformando el hábito de mentir, entre ellas, el mitómano suele ser narcisista, tener baja autoestima, deficiencias en habilidades sociales, y desconfianza en las personas y sus relaciones entre otros. Algunos autores hablan incluso de que podrían existir cierta predisposición genética, aspecto todavía en controversia.

Tratamiento de la mitomanía

La primera dificultad que surge para poder llevar a cabo el tratamiento de la mitomanía o impulso a mentir compulsivamente es que el paciente es reacio a pedir ayuda profesional para solucionar su problema, e inventa cualquier excusa para ir demorando acudir a la consulta; ya que uno de sus miedos es precisamente ser descubierto, y que conozcan de su proceder. Es por ello que las primeras consultas suelen realizarse por parte de familiares al profesional para conseguir orientación sobre cómo actuar con el mitómano.

Si por fin acude a consulta, hay que asegurarse de que el mitómano está dispuesto a trabajar por su recuperación y no sólo que está por cumplir con la familia o pareja, pues en este segundo caso toda intervención será inútil.

Consejos para prevenir la mitomanía

A la hora de prevenir este trastorno que lleva al mitómano a mentir de manera compulsiva o patológica, conviene tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Es importante construir una buena personalidad en las primeras etapas de la vida, enseñando al niño a distinguir entre la verdad y la mentira, y los efectos que una y otra acarrea, un ejemplo de ello lo tenemos en la fábula de ‘Pedro y el Lobo’, donde se transmite que la mentira repetida hace que al final no te hagan caso cuando tengas una verdad que contar.

  • Los mitómanos suelen presentar baja autoestima, de ahí la importancia de conformarla en un ambiente estable de cariño, donde se valoren los pequeños éxitos que se van alcanzado de forma que se fortalezca la autoestima a la vez que se va conformando la persona.

  • Si conoces a una persona que sospeches que pueda estar utilizando constantemente la mentira, hazle saber, primero que no es de tu agrado aquello, y segundo las consecuencias futuras que puede acarrearle el continuar con dicha actitud. Tratar que un mitómano intente cambiar por las buenas, no va a tener consecuencia alguna, mejor intenta que sea él quien busque ayuda profesional, comentándole todo lo que ha podido perder por su comportamiento; pero como es un adulto, al final esa persona tendrá la última palabra de solicitar ayuda o no.

  • Si tienes un familiar mitómano, adicto a mentir, comunícale que lo sabes, y que actúas conforme a ello, e igualmente indícale que piensas que sería bueno que buscase ayuda para poder superarlo, pero sin querer obligarle; y sobre todo muéstrale los problemas presentes y futuros que le puede acarrear seguir mintiendo: problemas legales, de separación o divorcio de su pareja, o el alejamiento o rechazo de amigos y familiares.

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